lunes, 17 de diciembre de 2012

Gracias Millos por hacerme feliz

Por Sanpalqui




Yo sé que mi blog es para contar esas historias que nos pasan a muchas, donde lloramos, nos preguntamos ¿por qué me hizo eso? ¿por qué todos los hombres son iguales? pero esta vez no será así... hoy esta entrada se la quiero dedicar a mi equipo... a Millonarios... el que me hizo llorar... pero de felicidad.


 Domingo 16 de diciembre, 12:45 pm y suena mi celular, era mi mamá: "Apúrate que tu hermano dice que a las 2:00pm se van para el estadio"... salí corriendo como una loca, mi Sarita estaba lista, con su camiseta de Millos bien puesta... yo, hasta ahora me estaba vistiendo... me alisté muy rápido, quería llegar al Campín yaaaa!!!, había estado muy triste los días anteriores y ese domingo quería darme la oportunidad de no pensar y ser feliz... 

Llegué muy rápido a la casa de ellos, mi hermano y mi papá estaban alistando la bandera, mi mamá sirviendo el almuerzo (no se pueden ir sin comer antes algo) Sarita corría por el apto con mi vuvuzela, pitando suavemente, para que nadie le dijera nada y yo los veía tan emocionados que me empecé a poner nerviosa... pensaba... "un equipo de 11 futbolistas, no puede jugar con la ilusión de tanta gente... es imposible que no ganemos..." 

Listos todos, nos subimos al carro y puedo casi asegurar que sentía más nervios en ese momento, que cuando iba en el carro rumbo a la iglesia el día de mi matrimonio... creo que en últimas lo del matri ya era casi "asegurado", lo de Millos no sabíamos... jajajajaja. Sacamos las banderas por las ventanas, la gente nos miraba, pitaba, muchas camisetas azules... mucha gente al rededor del Campín, todos nos cuidabamos con todos, era demasiada gente y volvía a pensar lo mismo... "no puede un equipo jugar con nuestra ilusión". Pasando las requisas y revisiones, cuando nos paramos frente al Estadio el corazón se me quería salir... iba a entrar al Campín a ver a mi equipo en una final... la foto respectiva con las banderas, camisetas y vuvuzelas y algo que no podía faltar... una sonrisa de oreja a oreja que sólo la gente feliz puede hacer.

Pero no les puedo describir la emoción que sentí cuando entré a nuestra localidad y veo esa cancha, verde perfecta, con miles y miles de personas con su camiseta azul, fue un momento increíble. Nos acomodamos en nuestras silla, mi número, la 73 y acto seguido mi hermano dice: "Si Millos es campeón, me rapo la cabeza" Ohhhh por Dios... vamos a ver si lo cumple. En ese momento el señor que habla por los alto parlantes del estadio, le daba indicaciones a toda la tribuna de Oriental y les decía que a la cuenta de tres iban a hacer el primer ensayo del recibimiento... al contar 1,2,3... levantaron unos carteles al mejor estilo de los Juegos Olímpicos (guardadas las proporciones) y formaron la frase : "Millos por la 14", me volví a emocionar. 

Y llegó la hora, los equipos salieron a la cancha, los papelitos de colores volaron por todo el estadio, el ensayo de la tribuna Oriental funcionó a la perfección, la frase se vió "divina", los himnos no se cantaron, se gritaron y el pito inicial, hizo que más de uno nos encomendáramos al Dios azul que aseguramos, es hincha de Millonarios. 

Durante el partido grite, salté, me desesperé... yo fui de las que grito mil groserias cuando entregaban mal el balón, cuando hacian falta, cuando le rompieron la cara y no nabía expulsado. Yo era de las que gritaba cuando el Bolillo se paraba del banco... pero no porque fuera el director técnico del contrincante... sino por su episodio de "macho agresivo"que tiene a su espalda, en fin... todo el segundo tiempo me repetía, no podemos ir a penaltis, no podemos ir a penaltis... y tenga... les voy a ser sincera... en algún momento perdí la fe y pensé que iba a salir por la puerta de ese estadio hecha un charco de lagrimas... pero bueno... nada... sólo veía a mis vecinos de silla ... que ya no eran tan vecinos... eramos los más "parceros" de todos, compartiamos el mismo sentimiento.

Empezaron los cobros desde el punto penal y más de 20 mil personas tenían el corazón en la mano.... y yo era una de esas. Muchos se tapaban la cara, otros se quedaron sentados, otros se salieron porque no aguantaron el voltaje y yo, ahí parada, mirando a mi alrededor, como cobro tras cobro se encomendaban al Dios del Fútbol. Uno y otro y otro, hasta que un error del contrario nos hizo palpitar una vez más, pero esto era peor que una montaña rusa, que una relación disfuncional... un error nuestro nos vuelve a dejar en el límite. Cada vez que le tocaba el turno al azul, el estadio quedaba en silencio absoluto, concentración total, en cambio cuando le correspondía a el DIM el ruido era ensordecedor. Pero no les voy a narrar cobro por cobro, eso se lo dejamos al noticiero, a los comentarias y periodistas deportivos. Yo les quiero contar lo que paso en esa atajada... cuando el balón rebotó en esas dos manos gloriosas, el Campin estalló a gritos... yo abracé al primero que estaba a mi lado, que ni me acuerdo como se llamaba, lloré, las lágrimas se me escurrieron de la felicidad, el corazón me volvió a latir, pero la alegría más grande y el momento más emocionante fue ver a mi hermano y a mi papá abrazados, llorando de alegría, eso pago los 90 minutos que estos "carajitos" me hicieron sufrir.
 
Me siento muy orgullosa de poder ver a mi equipo CAMPEÓN, de haber estado en el Estadio llenándome de emociones y adrenalina en cada instante, de sentirme orgullosa de llevar una camiseta. Ese día 16 de diciembre de 2012, nunca, nunca se me va a olvidar que todo lo vi azul y que grite: "Campeón, Millos Campeón".


CRÉDITOS:
Fotos Archivo personal
Música: Millonarios campeón - Billos Caracas Boys








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